Barcelona (1986) Washington 1992 y La Haya 1996 Comisión de Historia del Pensamiento Geográfico Comité Español de la UGI

 

La Conferencia regional de Países Mediterráneos, Barcelona 1986

 

En los años ochenta yo no frecuenté demasiado los congresos internacionales de geografía. En parte, por las obligaciones que me imponían los cargos universitarios, en parte, porque viajé mucho más a Latinoamérica para la firma de convenios entre la UAM y departamentos e institutos de geografía (Buenos Aires, Universidad de Cuyo en Mendoza, Tucumán, UNAM) Además, cuando era rectora de la UAM, (1984-1985) acompañé a China a la secretaria de Estado de Universidades del primer gobierno del PSOE, Carmina Virgili, junto con Joaquín Arango que era subsecretario de Educación y Ciencia y también con Antoni Serra, rector de la UAB. Lo traigo a colación en términos comparativos, aunque no tenga nada que ver con la UGI, pero sí con los países socialistas: si grande era la construcción inmobiliaria en la URSS, como conté en el post anterior, qué decir de Beijing o Shanghái; eran los tiempos que en la República Popular China llamaban de las Cuatro Modernizaciones, después de terminar abruptamente con la Revolución Cultural y cuando abominaban de la «banda de los Cuatro» uno de las cuales era la propia mujer del Mao. A propósito de la frenética construcción de viviendas en bloques aislados, bromeó Arango con frase divertida que siempre he recordado: «Son las cuatro modernizaciones, pero también la primera ‘moratalización’».

La asistencia española a los congresos de la UGI, posteriores al de Moscú, varió mucho en función de la proximidad o lejanía del lugar de celebración, lo adelanta Roser Majoral en el artículo que he mencionado: y así mientras el XXV de París 1984 fue el congreso al que más españoles asistieron (yo no fui, por cierto), los de Tokio (1980) y Sídney (1988) no fueron muy concurridos. En Tokio sí estuvo la propia Roser, con nuestro inolvidable Ángel Cabo, que fue el segundo presidente de la AGE y con otro inolvidable, Enrique Clemente, también de Salamanca. En Sídney también debió estar Roser, que ya formaba parte de la Comisión para el desarrollo de las montañas y altas latitudes (High Altitudes and High Latitudes Regions, me encantaba el nombre, ahora creo que se llama Cold and High Latitudes). Más tarde presidió otra comisión que pasó a llamarse de Zonas Marginales y hoy su nombre completo es «Marginalización. Globalización y respuestas locales y regionales».

En ese decenio de los ochenta tuvo lugar por primera y única vez en España una Conferencia Regional de la UGI, una de las que se celebran entre dos congresos generales. Fue la de los Países Mediterráneos celebrada en Barcelona entre mediados de agosto y principios de septiembre 1986. La organizó el catedrático de la universidad de Barcelona Joan Vilà Valentí, entonces vicepresidente de la UGI, contando con el apoyo de la UAB, y de la Societat Catalana de Geografia del Institut d’Estudis Catalans (IGC). Como se ha contado en múltiples artículos, la conferencia fue un gran éxito:  31 de las 42 Comisiones y Grupos de Trabajo de la UGI se reunieron en 16 ciudades españolas organizadas por geógrafos locales. El congreso propiamente dicho se celebró en septiembre, contó con asistencia de cerca de 350 geógrafos de los 1.000 inscritos. Después se celebraron excursiones post-congreso, una de ellas a las islas Baleares dirigida por Bartomeu Barceló.

Yo asistí a la reunión de la Comisión de la Historia del Pensamiento Geográfico (CHPG), que había organizado Vilà junto con Maria Dolors García-Ramón. Me encontraba veraneando en Menorca y recuerdo que dejé allí a mi hija Inés con mucha fiebre y cuando volví, tres días después, había pegado un gran estirón. Fue entonces cuando conocí a muchas figuras de la geografía, en concreto a David Hooson de la universidad de California que presidía la Comisión; a Philippe Pinchemel y a Paul Claval de la Sorbona, con sus mujeres. También conocí allí a Anne Buttimer[1] que entonces estaba en la universidad de Lund, tras haber abandonado la orden religiosa irlandesa en la que había profesado; después se fue a Ottawa, presidió la CHPG y fue la primera mujer, y hasta ahora la única, en presidir la UGI.

Participaban en la reunión de la Comisión en Barcelona los que iban a ser los nuevos presidentes de la Comisión, el holandés Hans van Ginkel (que ha muerto a finales del mes de agosto de este año) y el japonés Keichi Takeuchi, especialista en Italia. Y habían venido también dos geógrafas y un geógrafo franceses de los que me hice muy amiga y con los que después he colaborado mucho (aunque, por separado): Marie Claire Robic del laboratorio Géographes-Cités del C.N.R.S, Marie-Vic Ozouf-Marignier de la Ecole Pratique des Hautes Etudes y, finalmente, Vincent Berdoulay, que todavía estaba en Ottawa pero que en seguida se incorporaría junto con Olivier Soubeyran, a la Universidad de Pau et du Sudouest fundando el laboratoire SET.  Naturalmente había profesores de las universidades de Barcelona, con los que he siguido coincidiendo y trabajando: Maria Dolors García Ramon, Joan Nogue, Lluís Ruidor, Abel Albet.

Fue la ocasión de que Maria-Dolors, que estaba realizando una investigación histórico-biográfica del tipo de la Práctica de la Geografía de Anne Buttimer, me hiciera una entrevista que creo quedó grabada. Fue muy grato, a veces delicado porque me preguntó por la política universitaria de desarrollo de la Ley de Reforma Universitaria 1982, en un proceso que yo conocía como vicerrectora del profesorado y de ordenación académica que había sido y después rectora. Se imponía la discreción respecto de las tres áreas de conocimiento en que había quedado dividida la geografía[2]. También hablamos de aquellos concursos de idoneidad que, una vez decidida la única vía funcionarial permitieron el acceso a muchos PNNs[3].

Comisión de Historia de la geografía, Conferencia de los Países Mediterráneos

Comisión de Historia de la geografía, Conferencia de los Países Mediterráneos, Barcelona 1986. Sentados de frente, ¿?, Claval, (detrás de pie Joan Nogué y Anne Buttimer, Takeuchi), el ¿delegado chino? David Hooson, Dolors García (detrás de pie Vincent Berdoulay) Pinchemel (detrás de pie Robic), Josefina Gómez. (Foto del Congreso)

 

La Comisión de Historia del Pensamiento de la Geografía de la UGI[4]

 

La Comisión que por mucho tiempo se llamó de Historia del Pensamiento Geográfico había sido creada en el seno de la UGI en el Congreso Nueva Delhi de 1968 y el primer presidente fue Philippe Pinchemel (1923-2008) el autor de ese bellísimo libro La Face de la terre de 1988 (fue maestro de Robic). En Leningrado, en el Congreso que he narrado en el post anterior, se había hablado ya de las escuelas nacionales de la geografía y en Kioto 1980 de sus lenguajes. Ese año la Comisión sufrió el revés de verse rebajada a la condición de Grupo de Trabajo. Como tal se reunió en Barcelona, en la ocasión ya comentada. Era presidente David Hooson, de Berkeley, un especialista de la Unión Soviética, que se estaba dedicando entonces a China y me contó que, casualmente, en un tren chino se había encontrado con mi amiga y compañera de Facultad Dolors Folch, que se hizo sinóloga y que domina la lengua. No fue hasta Sydney 1988 cuando recuperó la Comisión su categoría y entonces fue elegido presidente Heiku Takeuchi de la universidad de Tokio (era encantador, pero me acuerdo de que su inglés me resultaba ininteligible); era un gran especialista del Mediterráneo, y sobre todo, de Italia. Anne Buttimer fue entonces la nueva secretaria de la CHPG, después presidenta, al mismo tiempo que vicepresidenta de la Unión, y entre 2000-2004 presidenta de la UGI. Abandonó entonces la Comisión y fue reemplazada por Vincent Berdoulay. Fue durante el mandato de Berdoulay, cuando pertenecí yo fui full member de la Comisión, una etapa muy grata y de grandes proyectos. Desde finales de los ochenta la Comisión se dedicó a indagar la relación histórica de la geografía con los saberes profesionales y técnicos y también los vínculos que unían a la geografía profesional y la folk, todo ello explorado desde las escalas locales a la global. Uno de los grandes aciertos de la CHPG fue asociarse con la Unión Internacional para la Historia y la Filosofía de la Ciencias, y en este ámbito se desarrollaron varios simposios conjuntos, el primero de los cuales fue sobre geografía y poder político en los siglos XIX y XX (con especial atención al nazismo). Se celebró en Hamburgo en 1989 y otro 2000 en la ciudad de México.

Yo asistí a varias reuniones de la CHPG (además de la de Barcelona) y en este caso, a diferencia de los congresos multitudinarios, el provecho intelectual y geográfico fue siempre en aumento. En la reunión de 1991 en Utrecht, que organizó van Ginkel se trató de situar los saberes geográficos en relación con los profesionales y técnicos. Yo ya había concluido mi investigación sobre la ciencia y la política forestales, poniendo de manifiesto las bases naturalistas y geográficas de la inicial ingeniería de montes. Trabajaba también sobre la hidrología forestal y la relación (mala relación) de hidráulicos y forestales y este fue el tema de mi intervención que luego se publicó, con Nicolás Ortega como coautor, en Geojournal[5].

En aquella reunión de Utrecht nos llevaron a visitar los polders del Zuiderzee, los diques más externos y las extraordinarias obras de recuperación de tierras. También vimos la ciudad de Lelystad, por el nombre del ingeniero Cornelis Lely, que había construido el dique externo y concebido el drenaje del nuevo lago, dando lugar a la nueva isla de Flevoland para la descongestión de Amsterdam. Todo ello claro por debajo del nivel del mar. Pese a que la sostenibilidad y el cambio global empezaban a ocupar todos nuestros pensamientos, no podíamos concebir que, en la actualidad, lo que se plantee es si se tienen que desocupar todas estas tierras porque la subida del nivel del mar puede llegar en este siglo hasta dos metros, y los diques están calculados para solo 48 cm.  Cuando veo mis notas de entonces me impresiona la celeridad de lo sucedido.

Foto Congreso Utrecht 1991

Utrecht 1991. A la izquierda detrás, Hooson, Van Ginkel, Berdoulay, Ute Wardenga; abajo Garcia-Ramón,  Mechtild  Rössler y Marie Claire Robic

 

Polders y diques holandeses

Polders y diques holandeses. Fte Wikipedia

 

Era agosto de 1991. Terminados los trabajos de la Comisión, hicimos José y yo un viaje por las ciudades holandesas y belgas, en las que, quizá como contrapunto, visitamos muchos beginjhof, esos maravillosos conjuntos de casas con gran espacio central en que se alojaban las beginas, mujeres sin votos que se ponían bajo la autoridad de una superiora. Un beaterio, quizá, pero sobre todo un remanso de paz en la gran ciudad, un «hâvre de paix» como decía la (entonces indispensable) Guide Verte. Vimos los de Amsterdam, Delft, Amberes, Lierre, Leuven (restaurado para alojamiento estudiantil), Diest, Lieja, Kortrijk y Brujas, y Gante. Diez en total.

Otra de las reuniones inolvidables del CHPG fue la que organizaron Berdoulay y Olivier Soubeyran en Marrackech en febrero de 1994, dedicada a las teorías del medio y del medio ambiente en los siglos XIX y XX[6]. (Escribo esto hoy, 10.09.2023 cuando acabar de ocurrir muy cerca el terrible terremoto de intensidad 6.8) En este caso lo que más recuerdo es que nos alojábamos en una residencia, creo que corporativa, estábamos en pleno ramadán y hacía un frío tremendo para lo que yo no había ido preparada: me parece que es la única vez en la vida que me puse páginas del periódico por debajo de los jerséis para protegerme.

Fueron mis amigos franceses, y muchos amigos de Barcelona, el grupo de Maria Dolors, ya citado, Nogué, Albet, Riudor. Conocimos allí a una pareja muy interesante, un filósofo marroquí foucaultiano y su mujer colombiana: tenían un hijo que volvía la cabeza a cada lado según le hablaban cada uno de sus padres, una en español, el otro en árabe.

Fue muy interesante de aquel viaje la visita a los canales de riego tradicionales en el valle de Ourika frente al Atlas, Khettara, sobre un gran manto freático, abiertos por arriba como es allí habitual. Hasta 1960, toda el agua de Marrakech procedía de ellos, ahora el 45 % están secos y otro 35% arruinados. Y los embalses se han impuesto.

El último día fuimos por nuestra cuenta a la actual Essaouira (la bien dibujada) antes el Mogador de los portugueses, de donde salían los esclavos para América. Estaban también en ese congreso la brasileña Lia Machado e Isabelle Lefort, una geógrafa de Lyon que había hecho su tesis sobre la enseñanza de la geografía en Francia. Un viaje estupendo y una reunión geográfica que también lo fue.

Reunión de Marrakech de la CHPG

Reunión de Marrakech de la CHPG. De izquierda a derecha: Nogué, Ozouf -Mariginier, Robic, Josefina GM, Riudor y Albet

 

Marrakech 1994

Marrakech 1994. De izq a derecha: Joan Nogue, Dolors, JGM, Albet y Ruidor.

 

Maria Dolors y JGM en mercado de Marrakech

Maria Dolors y JGM en mercado de Marrakech (1994)

 

Los Congresos de Washington (1992) y La Haya (1996). El Comité Español de la UGI

 

Los Congresos de los años ochenta fueron, como ya he dicho, los de Tokio (1980), París (1984) y Sydney (1988). La UGI iniciaba su giro hacia el Sur global e incorporaba así a nuevos colectivos de geógrafos, además muy numerosos. Yo no asistí a ninguno de ellos, porque bastante tuve en aquellos años con mis cargos universitarios que fueron de dedicación exhaustiva, más que exclusiva, aunque nunca dejé las clases y en la medida de lo posible la investigación. Desde el punto de vista profesional, el dimitir fue una bendición y una liberación porque pude volver a la geografía y a la investigación a tiempo completo.

En aquellos años, la AGE sumaba más de 600 socios, había centrado sus objetivos en la coordinación de la geografía académica a todos los niveles, con especial atención al universitario, pero no desatendía a la geografía profesional y de la AGE partió la iniciativa de crear el Colegio de Geógrafos. Sus socios eran por tanto todos geógrafos a diferencia de la RSG y por tanto reclamaba con firmeza el rol que le correspondía en el Comité Español de Geografía de la UGI. He podido restablecer la historia del CEG y tuve la ocasión de vivir las dificultades que se le pusieron a la AGE para su, más que justa evidente, integración. Desde 1922 y a petición suya, la Real Sociedad Geográfica ostentaba la representación en el Comité que en ocasiones semejantes solía corresponder a la administración del Estado, normalmente el ministerio de Educación u organismo investigador. Además de los miembros de la Junta de Gobierno de la RSG pertenecían al Comité, como vocales natos de la propia Real Sociedad, el director del Instituto Geográfico Nacional, y los de los Servicios Geográficos de los ejércitos, mar y aire.

Pese a las resistencias, las gestiones de Ángel Cabo cuando fue presidente condujeron a la ampliación de ese CEG de la RSG a otro curiosamente híbrido que se llamó Comité Ampliado. La RSG conservaba la presidencia, la secretaría y tres miembros, pero en nombre de una supuesta paridad se integraban en el CE cuatro miembros de la AGE[7]. Se mantenía el representante del IGN, y se incorporaban dos de las Sociedades de Geografía “regionales”, la Societat catalana e Iberbaske, otros cuatro de las Universidades, dos de los Institutos del CSIC además de Vilà Valentí que era entonces vicepresidente de la UGI. No es aquí el lugar para discutir esta composición, pero sí puedo decir que la presencia de miembros de los departamentos universitarios e institutos geográficos del Consejo, no tenía mucha lógica puesto que ya estaban en la AGE. No tenía más razón de ser que la de disminuir el peso de esta.

Desde 1964 se publicaban libros de aportaciones españolas a los congresos generales.  Lo interesante en esta narración es que, pese a la abigarrada composición del Comité Ampliado fuimos cuatro miembros de la AGE y dos de la RSG los que nos encargamos de la edición de un libro como aportación al XXVII Congreso de la UGI en Washington 1992, Geography in Spain (1970-1990) Spanish Contribution to the 27th Geographical Congress IGU. La publicación del libro incorporaba textos de cerca de setenta geógrafos españoles, sobre distintas cuestiones de investigación. El Consejo editorial estaba formado por parte de la AGE por el presidente Joan Mateu, Roser Majoral, Dolors García y yo misma, la RSG por el secretario general (vitalicio) Joaquín Bosque Maurel así como Manuel Valenzuela. Conservo una foto muy deteriorada de una de las reuniones y tengo que decir que el ambiente fue gratísimo. Y creo que los resultados excelentes, editados en doble versión, inglesa y española, con la ayuda del Banco de Bilbao Vizcaya.

Comité de edición AGE-RSG de Geography in Spain

Comité de edición AGE-RSG de Geography in Spain. De izquierda a derecha, Joaquin Bosque Maurel, Josefina GM, Agustín Hernando, Manuel Valenzuela y Roser Majoral (1991).

 

El libro de la contribución geográfica al congreso de Washington 1992

El libro de la contribución geográfica al congreso de Washington 1992

 

El libro fue ampliamente distribuido en Washington. Este congreso fue, como era de esperar, uno de los más concurridos de la serie y consolidamos allí nuestra relación con los geógrafos latinoamericanos.

Tengo apuntado en mis notas que cuando llegué a la doble sede del Congreso de Washington, instalada en los hoteles Grand Hyatt y Ramada me sentí algo perdida: “Mucho hotel y poco en limpio….tanta gente, tanto desconcierto geográfico”, apunté (¡no tengo remedio!) Pero en cambio, los paseos, por el Mall (de L’Enfant), por la Georgetown University, por Chesapeake y el Ohio Canal fueron muy enriquecedoras. aunque llovía. Estaban Manuel Mollá, Gloria Luna, Roser, Teresa Bullón. También fue muy agradable la excursión ya que nos llevaron en avión a Arlington para un recorrido por los Apalaches en microbús, y hasta Mount Vermont, la residencia de Washington, con una vista maravillosa sobre el Potomac. Pensé entonces como en tantos otros sitios a los que he ido usando una frase querida de Roser: otro buen lugar «para ver pasar la vida… ». De la montaña, del relieve apalachense que habíamos estudiado, explicado y hasta dibujado en clase, no vimos prácticamente nada porque diluviaba. Una pena porque a mí siempre me ha apasionado lo del relieve invertido, con sus cluses, sus anticlinales colgados….[8]

“Faire le pître”

Con Gloria Luna. “Faire le pître” que se decía en el Liceo

 

También asistí al siguiente congreso de la Haya en 1996. Pero allí se había producido una enorme novedad en relación con el CEG. Era yo entonces presidente de a AGE, y Roser vocal. Decidimos que no se podía demorar el cambio dado lo absurdo de aquel Comité Ampliado. Argumentamos, insistimos, presionamos a Bosque Maurel, que seguía siendo secretario de la RSG y del Comité, en varias ocasiones pero sin éxito. Pero se produjo un giro de guion: al morir Torroja el entonces presidente de la Sociedad, fue nombrado nuevo presidente de la RSG Rodolfo Núñez de la Cuevas, ingeniero militar y cartógrafo. Para sorpresa y satisfacción nuestras, nos recibió en seguida en su casa, junto con Bosque. En cuanto empezamos a exponer argumentos ya se mostró convencido de que no podía haber esa disparidad entre AGE y RSG. De modo que conseguimos lo más importante: paridad de miembros entre las dos sociedades, y, sobre todo presidencia del Comité Español alternante cada año entre los presidentes de ambas.

Asi fue como al siguiente Congreso, el de la Haya, fui yo como presidenta de la AGE, en representación de toda la geografía. De nuevo, estuvimos juntas allí, Roser, Dolors y yo. De nuevo, me dijeron habría que conseguir que se reconociera el castellano o español como lengua oficial, pero que no eran ellas, catalanas, las más adecuadas para reclamarlo. Una vez más, anoto que la conferencia inaugural fue plúmbea: nunca entenderé por qué no logran resolver este problema en los congresos tan grandes.

Fueron entretenidas y muy políticas, en cambio, las reuniones de los comités con la UGI y también que las Asociaciones europeas protestaran por no sentirse representadas por la Unión. Pero lo que realmente me impresionó fue que Buttimer, al defender su candidatura a presidenta de la Comisión de Historia del Pensamiento Geográfico, presentara un state of the arts espectacular, que levantó entusiasmo. Por mi parte, pensé que era un ejercicio bastante ególatra y que estaba confundiendo su propia trayectoria con la de la Comisión e incluso de la Geografía. Apunté yo en mi diario: «esto está tomando una dirección rarísima, en parte por Buttimer y por una intervención unas representantes de la India sobre el espacio corporal y el espacio cósmico. Cuasi religioso». La verdad es que ahora no sé interpretar ese comentario.

Menos mal que más tarde en una de las intervenciones Marie Claire Robic y Mechtild Rössler hablaron de “Las sirenas de la geografía”, las mujeres en la UGi, las pocas que ha habido, pero también las mujeres de tantos y tantos geógrafos que han asistido como acompañantes y de las que a veces se advertía su mucho conocimiento y su mucha contribución a la carrera y a la obra de sus maridos. Ambas acababan de escribir un libro sobre la historia de la UGI.

Tuve una participación más en la CHPG. Cuando coordiné por encargo de la Comision y de su presidente Berdoulay, una reunión en Lisboa en agosto de 1998 sobre la circulación de las ideas geográficas. Me ayudó mucha gente de allí, entre otros Joao Carlos García. La verdad es que hubo bastante gente y muy diversa: ingleses (Felix Driver, Withers), franceses (Robic, Delfosse, Puyo de Pau), brasileños (Lia Osorio Machado), norteamericanos (Hooson), un camerunés Anatole Bupda, australianos (Gary Dunbar el especialista de Reclus) y otros, he citado los que tenía apuntados. Tuvo mucho encanto la salida al palacio de Mafra al norte de Lisboa, de planta mayor que el Escorial, y al puerto de Ericeira. Eso sí, se nos echaba el tiempo encima, en Ericeira ya eran cerca de las dos de la tarde y no habíamos comido, los angloparlantes desfallecían, había  muchos sitios para comer pero no nos dejaban  hacerlo porque había que estar a las tres de la tarde a Lisboa.  Lia Osorio Machado estableció la tesis de «a perversidade portuguesa», te acercan a lo bueno, pero no te dejan catarlo. Nos reímos, no sabíamos de esa retranca brasileña respecto a los portugueses, como nos pasa a nosotros, españoles, cuando los hispanoamericanos hacen bromas.

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Aunque he ido a algunos congresos y conferencias de la UGI en este siglo XXI, Seúl 2000, Glasgow 2004, Tokio 2013, Québec 2019, Paris 2022 y en algunos como en Glasgow hice incluso una presentación («Urban planning in Spain in the XIXth century and Sustainable Development»), siempre me ha podido más el entusiasmo por las ciudades de reunión que el acontecimiento congresual en sí.  Se me viene a la memoria que en Glasgow en una mesa redonda en que participaba Peter Haggett, a quien yo tanto he leído, traducido, encomiado y también criticado, dijo algo que me ha hecho pensar mucho después: «El problema de la primera y casi exclusiva ley geográfica, la del ciclo de erosión de W.M Davis, era que la escala del tiempo no funcionaba, era un indeterminado. ¿Un ciclo de erosión, de qué duración, en su totalidad, en sus fases?» Se me quedó como una lección para nosotros geógrafos. En demasiadas cuestiones, la indefinición temporal sigue impidiendo la relevancia geográfica.

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Volviendo a por donde empezaba, a la reunión este verano 2023 en Milán de la Comisión del Historia de la Geografía (ahora se llama así), que ha motivado este largo recordatorio en que he derivado por tantos lados. Las cosas han cambiado, sin duda, como ha cambiado el mundo, menos mal. En los congresos de geografía han perdido protagonismo los geógrafos occidentales, europeos y estadounidenses, no podía ser de otra forma, y creo que, en muchos casos, en número de asistentes han cedido la mayoría a la geografía del Sur Global, y creo, aunque puedo equivocarme, que con un peso evidente de la India y de Japón. No basta una impresión, claro, habría que estudiarlo en serio. El idioma francés ha desaparecido como lengua congresual, sin que ninguna otra, salvo el inglés, tenga presencia. Pero, además, en mi opinión siguen menudeando comunicaciones de distinta naturaleza, pero también muy coyunturales. Ahora se fundan en general en enormes bases de datos y cartografías, en big data incluso, pero yo diría que, a veces, los árboles tapan el bosque. Falta, entre otras cosas, la variable temporal debidamente empleada a las distintas escalas. Tan cuidadas desde el punto de vista visual como suelen estar las presentaciones, resultan muchas veces rígidas en su estructura, con ese protocolo omnipresente de hipótesis, objetivos, discusión y conclusiones que no se aviene del todo a muchas cuestiones geográficas. En las tesis del siglo pasado criticábamos a veces el que carecieran de hipótesis, no sé si ahora no carecen de resultados o son tautológicas. Pero todo esto son comentarios de geógrafa ya fuera de su tiempo, y nada estaba más lejos de mi intención.

Lo que sigue siendo cierto es que los grandes congresos brillan por la ausencia de intercambios y de diálogo. Falta diálogo real, reacciones y respuestas a lo que se expone, debates, ha faltado siempre, pero ahora más, y nuevamente parece ser por los límites impuestos a las intervenciones, la falta de ambiente de debate. Todo el mundo parece estar, aun más que antes, preocupado solo por su intervención. Y encorsetado en un tiempo rígido. Como en tantas otras cosas de la vida académica desde que se cuantifica y se estandariza la producción investigadora y la creación intelectual, de la misma manera cualquiera que sea el tipo de conocimiento, desde que los meros números valen para la promoción académica, se produce, al menos en lo que a mí respecta, más que insatisfacción, una cierta falta de interés.

Ojalá el verdadero diálogo se mantenga en los pasillos. Porque, eso sí, los congresos y reuniones geográficos han sido para mí una fuente inagotable de amistades geógraficas, de cooperación, de complicidad intelectual y personal así como de experiencias viajeras.

Madrid septiembre 2023

[1] Tuve con Buttimer bastante relación inicial que se enfrió con posterioridad porque me quiso incorporar, con mucha insistencia, a un trabajo internacional, y yo sospeché por lo que me dijo que gran parte de ese trabajo iba a recaer sobre mí. Debe de ser una de las pocas veces en quehe sido capaz de rechazar una propuesta. Conté con el apoyo firme de mi marido que no era tan condescendiente como yo, y que entendió bien cuál iba a ser la distribución de roles.

[2] Eran tres y siguen todavía: Geografía física y humana, y Análisis Geográfico Regional. Esta última enfadó mucho en nuestro gremio, pero, además de tener gran acogida, nadie entendió realmente que se trataba de que hubiera más pistas de aterrizaje para la funcionarización prevista por la Ley de los muchos PNNs góegrafos. Yo recuerdo vagamente que estuvimos en una reunión ministerial de mucha gente, al menos Eduardo Marín de Pisón y yo, pero también algunos más de geografía, probablemente Antonio Gil Olcina, y que coincidimos por ese motivo, además de por uno epistemológico. Sigo pensando que fue un acierto, pero gente que yo tanto apreciaba como Vicenç Rosselló se enfadó mucho.

[3] Esa única vía funcionarial para la adscripción del profesorado de la LRU tuvo algo que ver con mi dimisión como rectora de la UAM y la de mi equipo. Nosotros defendíamos la doble vía de acceso, la funcionarial y la laboral. Eso sí, una vez aprobado el desarrollo del proceso nos comprometimos a redactar los Estatutos de la Universidad y a establecer cómo proceder con los muchos profesores no numerarios existentes. Se trataba de uno de aquellos claustros de la transición: aunque nuestro texto con nuestra posición (que era la de ofrecer la oportunidad de un concurso a cada Pnn para la plaza que ocupaba) ganó ampliamente,  buenas parte de los PNNs quería más, que se convocara «su plaza», la de cada uno de ellos. El ministro Maravall no quería aceptar mi dimisión, y cuando me recibió el Director General de Universidades, recuerdo perfectamente que me preguntó que cuánto tiempo aceptaría quedarme en funciones, yo le contesté que lo que necesitaran, dos o tres meses, y él replicó: «Ah, entonces, ya los tengo a todos opositando…» Paz social. 

[4] Keiichi Takeuchi y Anne Buttimer:  «IGU Commission of Geographical Thought», Geojournal 20 (64) 1990.

[5] Gómez-Mendoza, J. y Ortega-Cantero, N., «Interplay of State and Local Concern in the manage of National Resources: Hydraulics and Forestry in Spain (1855-1936)» GeoJournal, 1992, 6, 2: 173-179.           

[6] Como se ve milieu y environnement (environment) son intraducibles al castellano. Ya me lo dijo mi padre cuando le visité llevando en la mano el libro de Robic: Du milieu à l’environnement: : «Eso no te ofrezcas para traducirlo porque es intraducible: medio y medio ambiente». El resultado de la anglización es que se ha perdido el concepto de medio que era muy útil.

[7] En ese primer Comité Ampliado los de la AGE fuimos Cabo, luego Joan Mateu, el secretario Bartomeu Barceló, luego Fernando Arroyo; y los socios Francisco Ortega de la Universidad de Granadas y yo misma.

[8] Cuando en los primeros años de ser profesores, nos tocó a veces explicar alguna de aquellas geografías llamada «descriptivas» Martínez de Pisón había sentenciado: «No se debe hablar de ningún sitio que no se conozca, al menos como turista.» Lo de descriptiva era un adjetivo que se autoadjudicó la geografía, que se convirtió en una tragedia para ella cuando los propios geógrafos y en concreto los cuantitativos lo utilizaron para desprestigiarla y desvalorizarla, como si describir fuera fácil y no un ejercicio racional. Por otra parte, visto desde ahora no deja de ser estúpido esa crítica cuando se está en el mismo barco. Con el paso del tiempo, me va irritando cada vez más una frase de caricaturización de Peter Haggett en Modelos en Geografía, sobre que Tom Sawyer sabía que cada estado era diferente de otro porque estaba pintado del mismo color en el mapa. He buscado la frase exacta pero no la encontrado.

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