El 13 de abril 2012, el ministro de Educación José Ignacio Wert comparecía tras el Consejo de Universidades para decir que ha encargado a una comisión de 11 expertos la evaluación del sistema universitario español y las recomendaciones para su mejora, partiendo de la idea de que se trata de un sistema ineficiente y de que no hay proporción entre inversión y resultados. Una semana después el Gobierno ha propuesto la elevación de las tasas universitarias y otra serie de medidas como la mayor docencia para aquellos que no investiguen, “no tengan un sexenio vivo”. (Ver enlace)

Hace dos años la Fundación Alternativas publicó un libro, coordinado por Daniel Peña, con propuestas para la reforma de la Universidad española. En él se contienen interesantes textos sobre las disfunciones del sistema, los estudios y los estudiantes, la gobernanza de la universidad, la investigación, y un artículo de Josefina Gómez Mendoza  sobre las universidades como dinamizadores territoriales que analiza la evolución del sistema universitario español en clave territorial. En él se pone de manifiesto que las Universidades han proliferado en el nuevo marco autonómico más, siendo concebidas además  como equipamientos urbanos más que como centros de producción del conocimiento, pero también se concluye que la reforma debe acometerse con prudencia y paso a paso, “no vaya a ser que a la postre el referente de la universidad deje de ser la sociedad para pasar a ser la empresa”. (Ver enlace)

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