A mis nietos les impresiona que tenga la edad de su colegio. A mí también. Pero más me impresiona que casi mi entera vida laboral haya transcurrido en la Universidad Autónoma de Madrid, todos los años que esta tiene, menos dos. Con motivo de mi marcha (me resisto a decir la palabra, por insólita y contradictoria, y porque me he quedado como profesora emérita), me invitó el Rector a hablar en el acto de clausura del Curso 2011-2012, en nombre de… lo diré, en nombre de los jubilados, entre los que tenía y tengo grandes amigos y compañeros. No pude evitar evocar la historia de la UAM, tal como la he vivido, a veces con cierto papel protagonista y otras como testigo informado. Reproduzco aquí mis palabras en el primer acto por lo que la experiencia pueda valer. [Saber más: Clausura Curso 2012 UAM]
Emplazamiento del campus de Cantoblanco UAM (1969) en 1957
Recinto y edificaciones de la UAM en 1999 entre el monte de El Pardo y Valdelatas
El campus de la UAM: edificación primera y ensanches. 2004. Vista desde el Norte (Fte. David Porras)
Pues vaya con tus nietos 😉 Aunque creo que confundes lo que ellos sienten: más que estar impresionados, lo que parece es que están orgullosos de tener una abuela de la edad de su escuela, ¿no?
Yo encuentro que es un privilegio haber pasado toda la vida laboral de uno en un solo sitio, un sitio que estuviera bien, y un sitio, además, en el que uno entró en su fundación; ¡que suerte! son cosas que ahora ya no pasan, ni pasarán nunca más. Como lo es Ju…Bi…Lar…Se (JBL: la digo despacito para no causar pánico, jaja) que es otra cosa que ya más generaciones posteriores no tendremos (no llegar a la edad de jubilación -que espero ocurra-, sino hacerlo cobrando una pensión). My god, qué tiempos extraños estos de hoy.
Me ha impresionado mucho la primera foto aérea de Cantoblanco, pre-UAM: nunca entendí… ¿por qué ubicarla en una hondanada? ¿por qué en un sitio que -no lo sabía hasta hoy- con esas torrenteras tan marcadas? ¿Quién, y por qué, tomó la decisión de la ubicación exacta del nuevo campus? Queremos saber más. ¡Hasta pronto, y disfruta de esa JBL 😉
Hola, Andrés, Pues no lo había pensado como un privilegio, pero probablemente lo ha sido. Lo que pasa es que mirar para atrás produce un poco de vértigo, Sí, son tiempos extraños: tan extraños que solo hace unos meses, por ejemplo, Santiago Carrillo se podía morir pensando que el estado autonómico había sido un éxito y que el que él y Fraga se hubieran fundido en un abrazo en su momento había rubricado y resuelto la transición. Digo esto, porque hay que ver a veces cómo cambia de rápida la perspectiva. Es verdad que la foto del terreno de la UAM de 1957 produce la perplejidad de porqué irían, por muy chalados y autoritarios que fueran, a alojar una universidad en semejante barranquera . Por lo visto lo sobrevolaron en helicóptero los de la Junta de Construcciones Escolares y señalaron ·»ahí» , lo que aumenta más el pasmo: en la hondonada y con ese parcelario, que aumentó y complicó los costes de expropiación. Siempre se dijo que habían elegido una hondonada «para vigilarla mejor» como en el cuento de Caperucita. A lo mejor, incluso pensaron que un emplazamiento al lado el Monte del Pardo y de Valdelatas era bueno para una instalación universitaria. ¡Quién sabe!. Pero también eran tiempos extraños, y luego ya ves se arreglaron hasta el punto de que yo pudiera hacer una vida universitaria larga y cobrar una pensión.´Pues sí, ¡my god!
¿Por qué ese emplazamiento? Estoy de acuerdo con Andrés en que impresiona lo incomprensible de la elección urbanística. Sigue sin quedarme claro aun después de haber leído tus recuerdos en el acto de clausura (que, por cierto, lamento no haber descubierto hasta ahora). Me ha gustado mucho.