Por una amarga ironía del destino, Javier Pradera Gortázar murió el 20 de noviembre de 2011, día de la victoria electoral por mayoría absoluta del Partido Popular de Mariano Rajoy. Se iba el amigo con quien mejor podríamos haber compartido la perplejidad y la indignación por todo lo ocurrido después. Como es bien sabido, Javier Pradera, sin haber querido nunca publicar un libro propio, es uno de los editores que más libros ha publicado, sucesivamente en la editorial Tecnos, en el Fondo de Cultura Económica, y, por encima de todo, en Alianza Editorial, donde además de la colección Alianza Universidad, puso en marcha, junto con Jaime Salinas, el extraordinario proyecto de los libros de bolsillo. Alguien ha dicho con razón que pusieron a nuestra disposición  lo que entonces necesitábamos y buscábamos sin probablemente saberlo. El otro Pradera es el editorialista y columnista de El País, de enorme influencia durante la Transición y años de los gobiernos socialistas, y también después. Y está, finalmente,  nuestro Javier Pradera, el amigo, el contertulio en muchas fratrías como a él le gustaba decir, el referente intelectual  para tantos, el que se movía por afinidades y antipatías sin preocuparse demasiado de refrenarlas, una de las personas más inteligentes que yo haya conocido. Para mí, también, fue un pariente, porque mi hermana Ana se casó con su hermano Víctor: ambos murieron en accidente cuando eran muy jóvenes, en 1968, y dejaron tres hijos de corta edad, los hermanos Pradera Gómez.

Apenas transcurrido un año tras su muerte, y gracias al empuje de su mujer, Natalia Rodríguez Salmones, Santos Juliá fue capaz de publicar un libro sobre la trayectoria de un muy joven Pradera durante los años de su militancia comunista: Camarada Javier Pradera, publicado por Galaxia Gutenberg, en 2012.  Es la época de la política de reconciliación nacional del PCE, de las protestas estudiantiles de1956, que acabaron con la salida del ministro aperturista de Educación, Joaquín Ruiz Giménez, de las llamadas Jornada de Reconciliación Nacional de 1958 y la Huelga Nacional Pacífica de 1969, ambas fracasadas. Fue Pradera el primero en darse cuenta de ello, y en plantear sus dudas a la dirección, lo que motivó los desencuentros que culminaron en su salida del partido. Pero además, el libro es la historia de una generación de antifranquistas de diversa procedencia y destino, lo que lleva a preguntarse por “la formación sentimental, intelectual y moral”, como dice el propio Javier que llevó a numerosos estudiantes, profesores, artistas e intelectuales a militar contra el franquismo y en muchos casos a hacerse comunistas. Y el libro es también en buena medida la historia de la amistad y complicidad entre Jorge Semprún, el clandestino Federico Sánchez en aquellos años, y el propio Pradera.

Fue el propio Santos Juliá el que me animó a reunir mis recuerdos sobre Javier de los años sesenta y setenta y eso he hecho en un artículo publicado en el  número 231 de Claves de razón práctica, de noviembre-diciembre 2013, las revistas que fundó y dirigió con Fernando Sabater. Se trata sobre todo de recuerdos personales: las complicadas relaciones de los hermanos Pradera, cuyo padre y cuyo abuelo paterno habían sido asesinados en la retaguardia republicana en los primeros días de la guerra cuando tenían ellos cinco y dos años, con una hermana entre ellos; el ambiente de una familia de la que había tomado el mando su tío Juan José Pradera, falangista de primera hora, de muchos cargos públicos, y abrumadora presencia para los hermanos; la evolución de ambos hermanos hacia posiciones de izquierda, comunista en el caso de Javier, en el seno de la Asociación Socialista Universitaria en el caso de Víctor, lo que a la vez les acercó y alejó.  Desde el colegio, yo viví con atención y emoción las revueltas de los estudiantes madrileños que habían sido convocados en el famoso manifiesto del 1 de abril de 1956 con motivo del vigésimo aniversario de la guerra y que empezaba con la frase “Nosotros, hijos de los vencedores y de los vencidos…”. Había sido redactado por el PCE y la ASU, por Semprún y Victor Pradera, y el contacto entre ambos lo aseguraban Javier y Paco Bustelo.

Fue en todo caso en los años sesenta cuando yo más traté a Javier Pradera. Y eso es lo que cuento en el artículo A propósito de ‘Camarada Javier Pradera’

UNED RADIO

PARTICIPANTES: Antonio García-Santesmases Martín-Tesorero, catedrático de Filosofía Política (UNED); Santos Juliá Díaz, catedrático emérito (UNED) / Emisión Radio 3: 25/01/2013

Javier Pradera

Foto de Alejandro Pradera

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